jueves, 12 de febrero de 2009

El Lector (The Reader)


Este año no nos podemos quejar del nivel de los Oscars, nos podemos quejar de que siguen igual de predecibles y cerrados que siempre, pero las películas nominadas que he visto de momento no me han decepcionado en absoluto. A falta de ver dos o tres, de momento me quedo con El Lector.
Basada en el best-seller de Bernhard Schlink, se trata de la obra póstuma como productores de Anthony Minghella y Sydney Pollack.

No es el tema principal, pero el holocausto judío es buena parte del argumento. La segunda guerra mundial es a Hollywood como la guerra civil al cine español, aunque ojala aquí se aprendiera algo de la riqueza narrativa y argumental americana, y no nos quedaramos con las películas de corte infantil con "buenos y malos".

Tras Las Horas, Stephen Daldry vuelve a sumergirse en la complejidad de la mente femenina, tratando con un personaje misterioso y extraño, cuyo comportamiento es casi imposible de descifrar, como es Hanna Schmitz. Lo hace con mucha sensibilidad y utilizando el talento de Kate Winslet para lograr crear un personaje único. Doy gracias a Keith Urban por haber preñado a Nicole Kidman, quien originalmente iba a interpretar el papel, porque sino el botox nos habría dejado sin un gran personaje.

A pesar de la complejidad de Hanna Schmitz, el papel de Kate Winslet en Revolutionary Road me parece mucho más complicado y meritorio. Son dos trabajos muy distintos, pero ambos son excepcionales. Siempre me ha gustado como trabaja Kate Winslet, así que sería injusto decir que me sorprende, pero este año ha tenido la oportunidad de lucirse y de que manera...

Michael Berg, el personaje protagonista, tampoco se queda aparte. David Kross es quien lo interpreta, con 18 años (que esperaron que cumpliera para que pudiera hacer escenas cochinas con Winslet) no lo hace nada mal, quizá le falta algo de pasión al personaje pero quizá es lo que querían mostrar.
La aparición de Ralph Fiennes es meramente anecdótica, afortunadamente (sí, tiene trabajos magníficos, pero he proyectado en él el odio que siento hacia su hermano Joseph).

Es un drama para comerse la cabeza. Si podéis evitar leer cualquier resumen o ver el tráiler (sus tráilers son despiadadamente destripadores), mejor.
Es una película para dejarse llevar, para disfrutar de la sensibilidad con la que están filmadas cada una de sus escenas y para sentirse igual de confundido que el protagonista. Plantea muchos temas complicados, nos hace cuestionarnos cosas que rara vez nos preguntamos, pero no profundiza en esos temas, ese trabajo se lo deja al espectador, y una vez que lo confunde y lo desarma se centra en los sentimientos.

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